Los camiones-cisterna llevan el agua hasta Manchay -en las fueras de la capital peruana- que se paga cuatro veces más que la que llega por acueducto. Ese es uno de los contrastes de un país donde conviven una riqueza desbordante y una pobreza extrema.
Con un ruido parecido al silbato de un tren, el camión va avisando que llega con el agua. Hilda Hinostroza, madre de cuatro niños levanta las tapas de dos envases (cada uno de 60 galones) para que se los llenen de agua por cuatro soles (casi, 1,5 dólares). Y así todos los días.
"Hay veces son tres cilindros cuando lavo ropa", dice la mujer de 35 años que refriega una camisa de su esposo.
Hilda vive en una precaria vivienda al igual que el 60% de los habitantes de Manchay, un barrio marginal que nació hace 28 años en la parte alta de un desierto del sureño distrito limeño de Pachacamac.
Allí las elecciones del domingo se viven de una manera muy especial por el recuerdo que hay del ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000), padre de la actual candidata Keiko Fujimori.
No importa que el ex presidente ahora esté en la cárcel condenado a 25 años por violación a los DDHH y corrupción, para los habitantes de Manchay -muchos de ellos que llegaron allí huyendo de la violencia en las décadas de los 80 y 90- él acabó con la guerrilla de Sendero Luminoso. Y además trajo la energía eléctrica.
Por eso en su mayoría votarán por su hija y no por su rival, el izquierdista Ollanta Humala.
Para llegar a este asentamiento, de unos 70.000 habitantes -la mayoría migrantes andinos- se pasa por el distrito La Molina, que concentra a las familias con mayor poder económico del país, lo que hace más agudo el contraste de la desigualdad.
"Cerca del 65% no tiene título de propiedad, el 60% carece de agua y desagüe, en toda la zona hay luz que puso el presidente Fujimori", señaló Odelón Carahuanca, 44 años, presidente de una asociación de vecinos que agrupa a 8.000 familias.
A la falta de agua se agregan los basurales en la zona, la delincuencia, falta de policía, el único puesto policial apenas tiene un vehículo para combatir a las pandillas juveniles, a la venta de drogas y los robos, dijo.
"Los puestos de salud son deficientes, para hacernos atender tenemos que ir al hospital de La Molina. Por eso la mayoría de Manchay está registrado en ese distrito de ricos, como si viviéramos ahí", agregó.
Sara Flores, 50 años, una de las primeras habitantes de Manchay, cuenta que cuando llegaron tenían que caminar por el arenal "hasta llegar a las casas de los ricos de La Molina y convencer a los jardineros para que no llenen nuestro baldes".
"Fueron épocas duras, hasta que llegaron los camiones cisternas", agregó.
Ahora ella hace parte del pequeño grupo de los que tienen agua por acueducto en Manchay. Contra los 100 a 120 soles (36 a 43 dólares) que paga una familia al camión-cisterna, estos privilegiados pagan 14 a 30 soles mensuales, al menos cuatro y a veces hasta 8 veces menos.
El dirigente Carahuanca dice que votará por Humala aunque aclara que no cree en los gobiernos. "Todos prometen y cuando llegan no hace nada, ahora el presidente Alan García dice que el país está creciendo, hay menos pobreza, más dinero, más trabajo, pero ¿donde está?, no se ve acá en Manchay".
Cuando hablan sobre la pobreza, los candidatos mencionan más de 10 millones de pobres sobre los casi 30 millones de peruanos
Según el Instituto Nacional de Estadística, la pobreza en Perú se redujo de 34,8% en 2009 a 31,3% en 2010, Entre los años 2005 y 2010 la pobreza cayó en 17,4 puntos porcentuales, y en 23,5 puntos en los últimos diez años, es decir, en relación al 2001.
Esto en un país que ha crecido a un promedio de 5% en los últimos 17 años.
Pero eso, para los habitantes de Manchay, son sólo cifras. Y la realidad para la mayoría de ellos es que tienen que estar pendientes todos los días del camión-cisterna porque si no se quedan sin agua
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