Fue un día para sacar lustre a lo que algunos llaman los íconos de la peruanidad: el caballo peruano de paso y la marinera brillaron en todo lo alto en la clausura del LXIV Concurso Nacional Oficial del Caballo Peruano de Paso, llevado a cabo ayer en el Campo de Exhibiciones de Mamacona. Las primeras señales de que la tarde del domingo iba a ser memorable aparecieron en el camino rumbo a Pachacámac, donde las filas de autos se hacían interminables como si fuese un fin de semana de verano.
Después nos enteraríamos de que era la primera edición del festival en la que se habían vendido todas las entradas, que esas tribunas atiborradas de público obedecían a las 3.500 personas que madrugaron para conseguir un sitio y no darse la vuelta y volver a Lima, como sí ocurrió con mucha gente.
Días atrás, el jueves 23, los jueces habían dado su veredicto tras una dura competencia. Había ganadores dentro de las más de cincuenta categorías del Concurso Nacional Oficial del Caballo Peruano de Paso, entre las que destacan el Campeón de Campeones Macho, el Campeón de Campeones Hembra y el Campeón de Campeones Capón. Era día de exhibición y aplausos. El suspenso y la tensión se vivieron con el fallo de los jueces en el concurso de marinera, dividido en tres categorías: Pareja a Caballo, Mujer a Caballo y Hombre a Pie y viceversa. Al final, todos los participantes salieron aplaudidos. La fiesta de la peruanidad no es ingrata. Al menos, no en Mamacona.
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