Entre el oxígeno y la contemplación: novedosa alternativa para urbanizados transeúntes en ruta ecoturística de Pachacámac.
Privilegiada panorámica del valle de Lurín espera a los caminantes para brindarles oxígeno y relajo en la ruta Malpaso-Cardal.
Llega el domingo y es hora de salir de Lima. Bocinas a diestra y siniestra hasta que poco a poco el caos urbano queda atrás. Arribados al valle de Lurín, último pulmón de Lima, el vehículo toma ruta al este para llegar a Pachacámac, mientras huye de las decenas de vendedores de chicharrón que se lanzan sobre los carros desde ambos lados de la antigua Panamericana Sur.
Martín Sevilla y Victor Varvarande poniendo su talento en el remozamiento de Malpaso. Abajo: Cuadrúpeda recepción malpasina
De Pachacámac en adelante son sólo 15 minutos para llegar al villorrio de Malpaso. Anna Zucchetti, directora del Grupo GEA, acelera y mete el carro por un pintoresco camino rural, levantando polvo a su paso. Luego de pasar al lado de la Piedra de los Amantes –donde suelta un suspiro– y del cerro Pan de Azúcar –versión peruana que fuera huaca para ofrendas de la cultura Pachacámac–, llega a Malpaso, pequeño y simpático poblado de agricultores.
Caminantes Maribel Álvarez, Zucchetti con hija y madre, y Diego linares.
Matahambre post caminata donde Don Cucho.
Privilegiada panorámica del valle de Lurín espera a los caminantes para brindarles oxígeno y relajo en la ruta Malpaso-Cardal.Llega el domingo y es hora de salir de Lima. Bocinas a diestra y siniestra hasta que poco a poco el caos urbano queda atrás. Arribados al valle de Lurín, último pulmón de Lima, el vehículo toma ruta al este para llegar a Pachacámac, mientras huye de las decenas de vendedores de chicharrón que se lanzan sobre los carros desde ambos lados de la antigua Panamericana Sur.
Martín Sevilla y Victor Varvarande poniendo su talento en el remozamiento de Malpaso. Abajo: Cuadrúpeda recepción malpasinaDe Pachacámac en adelante son sólo 15 minutos para llegar al villorrio de Malpaso. Anna Zucchetti, directora del Grupo GEA, acelera y mete el carro por un pintoresco camino rural, levantando polvo a su paso. Luego de pasar al lado de la Piedra de los Amantes –donde suelta un suspiro– y del cerro Pan de Azúcar –versión peruana que fuera huaca para ofrendas de la cultura Pachacámac–, llega a Malpaso, pequeño y simpático poblado de agricultores.
Caminantes Maribel Álvarez, Zucchetti con hija y madre, y Diego linares.
Matahambre post caminata donde Don Cucho.Artículo publicado en la Revista Caretas.






PACHACAMAC ES UNA HERMOSURA DEBERIAN DE PROMOVER MAS SU TURISMO