Leyenda sobre la Vestimenta de los Penitentes

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Con lo que respecta a la vestimenta de los penitentes cuenta una leyenda popular que cada noche que entre Viernes Santo y el Domingo de Resurrección días en que nuestro Señor había muerto, las animas del purgatorio así como espíritus malignos vagaban sueltos por la tierra ya que el Salvador estaba muerto ellos podían hacer de las suyas saliendo a capturar almas y otros a sembrar el mal, el pecado y todo aquello que nuestro salvador nos libraba.

Cierta vez, el pueblo cansado de lo que sucedía mientras que nuestro Señor yacía, se decidió punto final a las andanzas del maligno entonces juntaron a un grupo de jóvenes que guardaran en su corazón y en sus espíritus la pureza que se necesitaba para combatir al mal y les encargaron, hacer guardia sobre el campo santo de donde se decía, salían las almas en pena y espíritus malignos; y así evitar que salgan por la tierra a causar estragos.

Entonces estos jóvenes, recibieron la sagrada comunión y se alistaron desde el día Jueves Santo haciendo oración ante el Santísimo una vez listos en espíritu, se prepararon para enfrentar al mal, primero se les proporciono espadas de bronce que se decían tenia la propiedad de espantar a los espíritus malignos, no solo por ser un arma sino que también que al ser estas espadas arrastradas contra el suelo, producían un ruido capaz de ensordecer al mismo maligno; también se los doto de sendas capuchas blancas que les ayudarían a proteger sus rostros para no ser reconocidos por las almas que vagaban y están en algún momento no cobren venganza sobre estos jóvenes valientes, entonces los jóvenes salieron con rumbo al cementerio y como sabían que quizás algunos no regresarían después de esta lucha, fueron vestidos con sus mejores galas, zapatos lustrosos, pantalones de fino lino blanco, y hermosos chalecos que los hacían ver cual caballeros es por ello también que en los hombres les colocaron sobre los hombros velos que hubiesen sido usados en las imágenes de nuestra Santa Madre, para que ella los protegiera, y así salieron a defender las almas de los vivos de maligno.

Es por ello y siguiendo la tradición que hoy en día jóvenes visten la capucha blanca, los elegantes chalecos, el manto en los hombros y una espada y desde el día de Jueves Santo vigilia y oración ante el Santísimo recordando a aquellos que un día también lo hicieron así.

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